Descripción
En Ojén, por la noche, se respira el olor a jazmín y dama de noche.
Las paredes encaladas, siempre irregulares, con su historia hecha a mano, están cubiertas de plantas y enredaderas.
Aquí reside la belleza de lo esencial: el sonido de Los Chorros, las buganvillas que vierten pétalos por las recoletas callejuelas o el limonero trepador que abraza las paredes de la iglesia del pueblo son sus caprichosos ejemplos.
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